“Las Escuelas de Mar ayudan a construir vínculos y democratizar el deporte”

Néstor Parra, coordinador del programa para la zona oeste de Montevideo, valoró los múltiples efectos positivos de la propuesta que llena las playas de actividades gratuitas y aporta valiosos conocimientos para niñas, niños y adolescentes.

Escuela de mar en playa Santa Catalina. Foto: Pablo La Rosa/ IM

Los encuentros gratuitos de natación, kayak y adaptación al medio acuático, entre muchas otras disciplinas que niñas, niños y adolescentes realizan de forma gratuita en las playas de Montevideo, han contribuido a “cambiar el comportamiento de la población” al concientizar sobre los riesgos del agua y el sol. Esta, le dijo Néstor Parra al Semanario ABC, es solo una de las muchas virtudes de las Escuelas de Mar, la propuesta que acaba de iniciar su edición 2025 y que la Intendencia impulsa desde hace más de dos décadas.

El coordinador del programa para la zona oeste del departamento destacó, además, que este es una vía sumamente valiosa para tender puentes hacia el deporte y la educación física para personas a las que de otra forma les resultaría difícil acceder a ellos. Para ilustrarlo, recordó que “dentro de la costa oeste está el Municipio A, que es donde está la población más empobrecida del país en lo que tiene que ver con niños, niñas y adultos mayores. Para ellos es complicado salir de Pajas Blancas, de La Colorada, de Los Cilindros. Muchas cosas les quedan lejos y es difícil acceder a la cultura y el deporte. Por eso es importantísimo llevar las Escuelas de Mar al territorio: tener una propuesta gratis es fundamental”.

¿Cómo surgieron las Escuelas de Mar?

La Escuela de Mar tiene más de 20 años funcionando. Es una estrategia del Servicio de Guardavidas de Montevideo visualizando que en las franjas costeras, y en las franjas etarias de niños, niñas y adolescentes, era donde se producían más siniestros acuáticos.

A partir de eso se empieza a trabajar en territorio, en pequeñas poblaciones de pescadores que estaban afincados en Santa Catalina y Pajas Blancas. Ahí, en la década del 90’, empezamos a acercar a los niños de esas comunidades a la enseñanza de natación: los primeros pasos, flotar, trasladarse, cómo manejarse en caso de aprietos y cómo ayudar a un tercero en dificultades.

Así arrancó la Escuela, y advertimos que la comunidad se volcaba de forma masiva a estos programas. Ahí se abrieron otros cupos, otras playas, hasta llegar a lo amplia que es hoy la propuesta.

¿A qué considerás que se debe la permanencia y capacidad de convocatoria de la propuesta?

Ese aspecto tiene dos partes fundamentales. Una, que es una actividad al aire libre al que todo el mundo puede ir de forma gratuita. La gente tiene un acceso fácil, rápido a estos lugares. En el oeste hay ocho comunidades de pescadores afincadas, y a pocos metros tienen una propuesta vinculada a la enseñanza de natación, de cuidado del medioambiente, que involucra a toda la familia, porque los padres, tíos o abuelos van a descansar a la playa y dejan a los niños en un lugar seguro, practicando deporte, con gente con mucha experiencia como son los guardavidas.

La propuesta fue exitosa desde un comienzo. Empezamos con un plan piloto, pero rápidamente la sociedad empezó a demandarnos en otros espacios. Primeros eran niños, después empezaron los adolescentes, y ahora vienen desde otros municipios incluso a aprender natación y otras actividades. Pasa lo mismo en la escuela del este y en la del oeste: de todos los municipios vienen a sumarse.

En los últimos años hemos visto el esfuerzo del Servicio de Guardavidas y de la Secretaría de Deporte de la IM para brindar más espacios, más días para que toda la gente pueda disfrutar de una propuesta inmejorable.

¿Qué tan importante es que hayan propuestas deportivas gratuitas, que contribuyen a democratizar el acceso a la actividad física?

Que la mayoría de los niños y adolescentes tengan una propuesta que sea gratuita en un espacio como la playa nos parece de mayor importancia para la construcción de los vínculos, para la democratización del acceso a la educación física.

La gente se apodera de un espacio, de una propuesta, y hay un vínculo muy importante entre el guardavida, que es un servidor público, que después de trabajar seis horas en una playa se incorpora a la enseñanza, a una pequeña docencia que es posible gracias a su experiencia y preparación.

La dinámica costera, las indicaciones, los banderines, el manejo del medioambiente, la exposición al sol. Hay un montón de cosas que el guardavidas le transmite a esos niños y niñas.

¿Cuál consideras que es el principal valor de la Escuela de Mar?

El valor fundamental que le estamos entregando a estas generaciones es que estamos visualizando que en las costas de Montevideo, en las zonas habilitadas para baños en las que hay guardavidas, el comportamiento de la población ha cambiado. Estamos viendo el fruto del trabajo de las Escuelas de Mar, y el que hace más de 20 años los compañeros guardavidas realizan llevando talleres de prevención de accidentes en escuelas públicas y utus.

El trabajo está centrado en una franja etaria que es promotora, multiplicadora del conocimiento. Eso es lo más importante: trabajar en la prevención de accidentes en estas edades es multiplicar la conciencia. Ahí está la cave que estamos viendo. Hoy estamos cosechando el trabajo que comenzamos hace más de dos décadas.

Escuela de Mar en playa Santa Catalina. Foto: Santiago Mazzarovich/ IM

RECUADRO:

Las propuestas en las Escuelas del oeste

*Playa La Colorada

-Martes y jueves de 16 a 20 horas: clases de adaptación al medio acuático (de 6 a 12 años).

*Playa Santa Catalina

-Martes y jueves de 8 a 14 horas: kayak y adaptación al medio acuático (12 a 17 años).

-Martes y jueves de 16 a 20 horas: kayak y adaptación al medio acuático (12 a 17 años).

*Playa Pajas Blancas

-Martes y jueves de 8 a 12 horas: clases de adaptación al medio acuático (13 a 17 años).

-Martes y jueves de 15 a 19 horas: clases de adaptación al medio acuático (13 a 17 años).

*Playa Cilindros

-Lunes y miércoles de 8 a 12 horas: adaptación al medio acuático (6 a 12 años).

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