Las Escuelas de Mar y sus cursos de Guardavidas Junior llevan años siendo un semillero formador de chicos que, tras haber participado del programa de la Intendencia, decidieron dedicar su vida al cuidado de las personas en las playas.

Entrenamiento nuevos guardavidas en piscina Plaza Nro. 7. Foto: Artigas Pessio/ IM.

Hay proyectos que dejan huellas mucho más profundas y duraderas de lo que cabía esperar cuando fueron concebidos. Es el caso de Guardavidas Junior, que además de concientizar sobre los riesgos del agua y difundir valiosas herramientas para reducirlos ha transformado la realidad de muchos jóvenes que supieron allí a qué querían dedicar sus vidas.

Quienes desde hace décadas impulsan el programa que es parte de las Escuelas de Mar conviven hoy, en el Servicio de Guardavidas de la Intendencia de Montevideo, con nuevas generaciones que aprendieron de ellos cuando eran niños y adolescentes. Y el ciclo continúa, ya que ahora mismo Lucas y Vicente, de 17 y 19 años respectivamente, están preparándose para dar en marzo la prueba que los separa del anhelo de ser oficialmente guardavidas. Para lograrlo, están entrenándose tanto en el mar como en piscinas públicas con el apoyo de experimentados guardavidas que comparten sus conocimientos con ellos desde que eran pequeños.

Así creció la propuesta

Néstor Parra y Eduardo Vera, referentes de la zona oeste de Montevideo (Néstor coordina las Escuelas de Mar de esa área y su colega es responsable de las playas Zabala y Pajas Blancas), llevan muchos años siendo guardavidas y contribuyendo al desarrollo de un programa que no para de crecer.

Todo comenzó con el fin de promover el nado seguro entre los niños y niñas. Eduardo recuerda que “el primer año teníamos tres niños. Luego la gente empezó a preguntar, y con el fin de trabajar la prevención, sobre todos con los más chiquitos, empezamos a iniciarlos en las competencias básicas del nado, siempre apuntando a la prevención. El grupo fue creciendo año a año hasta que llegamos a tener 80 personas”.

Entrenamiento nuevos guardavidas en piscina Plaza Nro. 7. Foto: Artigas Pessio/ IM.

La creciente demanda hizo necesario aumentar el equipo. Fue entonces que Parra elaboró un proyecto “que la Intendencia aprobó y pasó a incorporarlo como propio. Ahí se inicia la participación de otros compañeros profesionales. No solo guardavidas, sino profesores de educación física, entrenadores. Ahí tuvimos que empezar a trabajar el tema de los cupos y de separar en edades. Trabajamos con escolares y con liceales”.

Además, Eduardo Vera explicó cómo la propuesta fue extendiéndose durante el año: “Cuando termina la temporada volvemos a las actividades en piscinas techadas con las que la IM tiene convenios y continuamos el proceso iniciado en la playa. Ahí surgió lo del salvamento acuático deportivo, que apunta sobre todo a liceales. Esa disciplina lo que tiene es que aplica un montón de técnicas que luego son utilizadas de forma profesional por los guardavidas”. Tal como pasó en los casos de Lucas y Vicente, como en tantos otros antes, “esa continuidad hace que una vez que terminen el liceo, si ellos siguen y son consecuentes, tengan la posibilidad de trabajar y formarse como guardavidas”.

Todas las propuestas de la Escuela de Mar son gratuitas para todas las personas que deseen ser parte. De modo que, como dijo el entrevistado, “es un servicio para todos”.

Es buenísimo que esta propuesta llegue a los jóvenes”

Otro joven guardavidas, Joel Mezzano, destacó lo importante que es que existan propuestas como Guardavidas Junior para estimular a los más chicos a sumergirse en ese mundo. Aunque hace algunos años no ejerce, contó que “el curso fue una oferta que se empezó a pensar en la Escuela de Mar, que incluye muchas propuestas más, y ya lleva varios años en funcionamiento. Creo que es parte de la profesionalización del oficio del guardavidas, está buenísimo que esa propuesta se le pueda acercar a los jóvenes y adolescentes”.

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