Pocas instancias captan más fielmente lo que es el Carnaval que los corsos barriales, esas instancias que muchas familias esperan ansiosamente a que lleguen cerca de sus casas para así poder sumarse a la fiesta más popular de todas. Las risas y el bullicio de niños y niñas fueron una postal frecuente en noches que estuvieron repletas de color, música y alegría.
Durante todo febrero y hasta los primeros días de marzo, los corsos recorrieron la ciudad y dijeron presente en el Parque Rivera o en calles tan diversas como la Avenida Garzón, Luis Batlle Berres, Chimborazo, Valle Inclán, Nelson, Grecia, 8 de Octubre, Belloni, Orinoco, Soriano, Luis Alberto de Herrera y Carlos María Ramírez, lo que demuestra que buena parte del mapa de Montevideo fue cubierta por una clásica propuesta que volvió a hacer vibrar a los barrios.