Promotores de Salud da a adolescentes “un lugar donde abrirse”

Silvia Castaño integra el equipo del Espacio de Salud Adolescente de la policlínica Casavalle y contó su experiencia como parte de una propuesta que llega cada vez a más jóvenes.

Promotores de Salud Adolescente en el 1º Congreso Nacional de Infancias y Adolescencias. Foto: Ignacio Turell/ IM

La policlínica de Casavalle fue una de las precursoras del programa Promotores y Promotoras de Salud Adolescente, que hoy se lleva a cabo en tres centros de salud de la Intendencia (a la mencionada se suman las policlínicas Los Ángeles, que es parte desde el nacimiento de la propuesta en 2021, y Casabó). Entre sus objetivos y logros figuran el amplificar la voz de las y los jóvenes conociendo de primera mano sus inquietudes, fomentar la participación y la escucha, y hacer que chicos y chicas asuman un rol fundamental como difusores de información entre sus pares de distintas maneras, como generando instancias de encuentro e intercambio en instituciones y centros educativos.

La Licenciada en Enfermería Silvia Castaño es una de las integrantes del equipo del Espacio de Salud Adolescente de la policlínica Casavalle. En charla con el Semanario ABC, contó su experiencia y recorrió las múltiples virtudes de la propuesta que invita a ejercer derechos y contribuye al abordaje integral de las problemáticas de las y los jóvenes en materia de salud.

“Que se lleven una herramienta concreta”

Los Cursos de Promotores y Promotoras de Salud Adolescente que los equipos especializados de las policlínicas brindan con la asistencia de las chicas y chicos que asisten, quienes ayudan a delinear los contenidos y la forma de abordarlos, son una de las instancias clave del proceso.

Al respecto, la entrevistada contó: “Las instancias formativas, después de un gran encuentro cero que es de conocimiento, integración y primer acercamiento, está dividido por ejes temáticos que fueron previamente trabajados por el equipo. Rondan los temas que para nosotros son ejes de lo que será el desarrollo de los chiquilines en todo el proceso. Tratan temas como autonomía progresiva, participación, derechos, inclusión, diversidad, desarrollo, autocuidado y diversión segura”.

El objetivo es que los gurises “se lleven de cada encuentro una herramienta, algo concreto que les pueda servir para compartir con los otros, ya sea como herramienta de ayuda o de autocuidado, como recurso en el barrio que yo pueda utilizar, del que me pueda apropiar y sacar el mayor provecho. De darlo a conocer y que sirve para el uso propio y de sus pares, que es el objetivo de ser Promotor: no solo usar la información para mí, sino compartirla y que se extienda a todo aquel que lo necesite”.
La idea es que las reuniones “sean entretenidas. Tratamos que partan de actividades lúdicas, y para eso nos apoyamos en recursos de la zona, en profes o equipos que puedan aportar su grano de arena. Buscamos que esa dinámica inicial esté relacionada y sea el puntapié del tema que se va a tratar ese día. Después de ese inicio lúdico, se desarrolla el contenido que se programó”.

Campamento Adolescentes con Voz/s 2024. Foto: Ignacio Turell/ IM.

La participación como pilar

Uno de los aspectos que testimonia el potencial de estos encuentros, dijo Silvia Castaño, es ver “cómo los gurises tienen la necesidad de charlar estas cosas y encuentran en estos espacios el lugar para abrirse, para preguntar. Incluso aquel al que le cuesta más expresarse, busca la forma de hacerlo”. Durante los cursos, “los chiquilines responden, se abren, comparten con el otro, demostrando una y otra vez esa necesidad de encuentro, esa necesidad de no sentirse solos, y esa alegría de encontrar otro que siente como él o como ella. Muchas veces la experiencia de uno le abre la posibilidad de compartir al que capaz que se anima menos, e incluso quienes no se animan logran empatizar”.

Además, la entrevistada destacó una de las cualidades que caracteriza al programa de Promotores y Promotoras de Salud Adolescente: que el protagonismo sea de las y los jóvenes. Es que la propuesta “la vamos construyendo entre todos, porque cada encuentro está planificado no solamente para ser adultos proveedores de información, sino para que sea un intercambio y una construcción, y que las ideas de los chiquilines y su conocimiento sea insumo para estrategias o miradas nuevas. Los chiquilines te avasallan con su realidad, y le damos la bienvenida a sus sentires, a sus experiencias, a sus saberes”.

Es que “la idea es poder construir entre todos, y que sientan que lo que ellos construyen no es solamente lo que el adulto imparte, sino que ellos también son constructores del conocimiento y de las herramientas que utilizamos todos. Eso les da un valor buenísimo”.

“Una fuente de orgullo constante”

Silvia Castaño comentó lo enriquecedor que resulta ver en acción las virtudes del Programa Promotores y Promotoras de Salud Adolescente. “Hemos visto cómo los adolescentes le transmiten a sus pares lo que aprenden, y después vienen y nos comentan ‘a mi prima le pasaba tal situación y yo la ayudé, puede orientarla en cómo tratar esto que estábamos viviendo’. Vienen y te lo cuentan orgullosos”, afirmó.

Otra cosa que sucede es ver “cómo han replicado dinámicas que hemos trabajado en los talleres, cómo por ejemplo los han adaptado en sus centros de estudios o han participado en ferias sin acompañamiento de adultos. Vemos cómo absorvieron lo vivido y fueron capaces de apoderarse eso, de adecuarlo a su lenguaje y a su entorno y transmitirlo. Se dan cuenta que ellos son capaces de todo esto, y lo hacen. Eso es una fuente de orgullo constante”.

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