“De chicos veíamos a los guardavidas y queríamos ser como ellos”

Vicente del Bo y Lucas Benítez asistieron varios años al curso Guardavidas Junior, donde descubrieron su vocación. Hoy se preparan para dar la prueba y profesionalizarse en la tarea que los apasiona.

Vicente del Bo durante un entrenamiento para la prueba de guardavidas que dará en marzo. Foto: Artigas Pessio/ IM.

Tanto Lucas Benítez como Vicente del Bo están enfocados en su preparación para marzo, cuando darán la prueba que, de ser superada, los acreditará como guardavidas profesionales. Sería la concreción de un viejo anhelo para el que llevan mucho tiempo trabajando, y que se despertó cuando siendo niños fueron parte del curso Guardavidas Junior, una de las propuestas gratuitas que ofrecen las Escuelas de Mar de la Intendencia.

“Yo vivo cerca de la playa de Pajas Blancas, y ya a partir de los 10 años empecé a nadar. Hace casi siete u ocho años que estoy nadando en la playa como parte de Guardavidas Junior”, contó Vicente. Además, recuerda que “de niño siempre me gustó nadar, y cuando vi los guardavidas en la playa me llamaban la atención. Pensaba que me gustaría ser como ellos”.

Entre los conocimientos adquiridos en el programa, mencionó que aprendió “sobre todo salvataje, técnicas de respiración, maneras de socorrer y varias cosas más”. También aprovechó para describir por qué cree que el de los guardavidas “es un servicio esencial”. Esto se debe a que “la gente, aunque no lo crea, está expuesta a mucho peligro en la playa. Te puede dar un calambre inesperado, por dar un ejemplo, y generarte una complicación. Que una persona esté ahí atenta para observar y salvarte es importantísimo. Ya el hecho de ver que hay alguien cuidandote ya es valioso. Es un trabajo muy práctico y muy necesario”.

Lucas Benítez, uno de los jóvenes que está preparándose para dar la prueba para ser guardavida. Foto: Artigas Pessio/ IM.

Una motivación para avanzar

Quien también está a pocos días de dar su prueba para ser guardavidas es Lucas Benítez, que a los 12 años empezó a nadar en la plaza de su barrio y desde entonces no paró más. Sobre cómo ese camino lo llevó a enamorarse de la profesión a la que busca dedicarse, dijo: “Me gustaba ir a la playa, veía a los guardavidas y pensaba ‘pa, está bueno eso’, y se me cruzó la idea de poder hacer algo ahí. Al principio nadaba en la playa y mis padres veían que me gustaba mucho. Un compañero de trabajo de ellos se enteró de eso y me preguntó si quería entrar a la Escuela de Mar. Desde ese momento estoy acá”.

Lucas adquirió una serie de conocimientos valiosos, ya que a través de Guardavidas Junior “al principio te enseñan más bien sobre la resistencia que tenés que tener para nadar en la playa. Para ser guardavidas hay que tener abundante resistencia, porque si se te pierde uno a 100 metros tenés que agarrarlo rápido porque se te puede ahogar. Entonces, lo que más se trabaja es eso: nadamos fondo (distancias largas, 200 metros, 400, 1000) y después la parte del sacamiento, cómo agarrar a la persona, tranquilizarla, qué decirle. También fondas de nado”.

Una de las cosas más destacables de la experiencia, aseguró “fue todo el entorno, el poder entrenar con gente con la que después te podes cruzar en la casilla. Y también la posibilidad de ser guardavidas, saber que estas entrenando para lograr ese objetivo. Es lindo saber que puede ser uno”.

Con su frase final, Lucas resumió sus principales motivaciones para perseguir el objetivo en que está abocado: “Lo que más me motiva es las ganas de querer salvar gente, querer ser alguien y tener un trabajo. Me gustaría que un día vaya mi familia a la playa y dijera ‘el Luquitas, miralo’. Eso es lo lindo”.

“Lo que más me motiva es las ganas de querer salvar gente, querer ser alguien y tener un trabajo. Me gustaría que mi familia me viera y se sintiera orgullosa”

“En el curso aprendí sobre todo salvataje, técnicas de respiración, maneras de socorrer y varias cosas más”.

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